Tuesday, May 23, 2006

Juan Cárdenas Arroyo en su estudio


Juan Cárdenas Arroyo (1939 Popayán) ha sido un líder incluso a nivel internacional, del
retorno al arte figurativo, su pintura goza de una riqueza técnica y de gran habilidad en la observación, no solo producto de una gran destreza con el manejo del pigmento y el color, sino también de su virtuosidad como dibujante. Para mí, como artista es de gran importancia la destreza a nivel de técnica, no solo la intención en inyección intelectual que se le pueda dar una obra, ya que de cierto modo, la destreza técnica puede potenciar esa intención intelectual, y que sea la obra la que lleve al discurso y no el discurso el que lleve a la obra.

Citando a Roda al presentarlo en su exposición de 1973 en el Museo de Arte Moderno de Bogotá: “Juan Cárdenas está tan centrado en el deseo ferviente de ser veraz, que no se permite ninguna distorsión, ninguna actitud intelectual que pueda abaratar el ejercicio del dibujo o de la pintura, y sin embargo en su obra hay otra distorsión, hay toque romántico, hay actitud intelectual. Es esta contradicción la que le da a su obra un misterio y una intensidad particulares, por lo que las dota del doble filo de parecer sencillas y ser complicadas”[1]

Las primeras influencias en la pintura de Juan Cárdenas son Joseph Albers, más notablemente en sus “homenajes al cuadrado” en los cuales se crea una reflexión sobre los colores que reaccionan de modo físico, recreando atmósferas, estas atmósferas crean unas vibraciones que hacen que sus colores nos afecten. El color aquí es utilizado como un elemento, como la clave con la que Cárdenas le podría hacer una base sólida a sus pinturas realistas, las ideas abstractas le sirven como esqueleto de lo que vendría a realizar después.

Joseph Albers
"Homenaje al cuadrado: signo raro"
óleo sobre tela
1967

Otra influencia notable en su pintura es la de Edward Hooper, manteniendo la claridad con que este artista evoca con fuerza los momentos vividos y los espacios que en algún momento fueron habitados, de tal manera que los evoca con demasiada fuerza en el espectador, llevando al espectador a vivir ese desgarrador sentimiento de nostalgia sin haber siquiera habitado esos espacios, esto es tal vez lo más mágico y lo más sorprendente que podemos ver en la pintura de Cárdenas, ese sentimiento de habitar un espacio pictórico, de manera total, el manejo que tiene Cárdenas del espacio, es sorprendente por lo hermoso y por lo que evoca del paso del tiempo y la huella de los habitantes casuales en los lugares retratados. Entonces ya no es solo importante el retrato del personaje en este espacio, sino que figura y espacio se unen en su pintura para crear un tiempo y es ese paso del tiempo que se crea a través de su pintura uno de sus grandes atractivos.

Edward Hooper
"Sun in an empty room"
Óleo sobre lienzo
1963


Cárdenas nos narra también a través de su pincel, algúnos pasajes de nuestra historia; documentándose en el pasado de Bogota especialmente, Cárdenas recrea paisajes y ambientes de 1800 de manera muy sutil y muy real, se ve y realmente se siente como si el artista hubiera estado ahí; además de los dibujos y escritos de la época, la pintura de Cárdenas es de los pocos documentos visuales que nos pueden ilustrar como fue ese periodo de tiempo, es manifiesto su interés, por que la historia que el quiere mostrar, quede impregnada de su afecto, a través de sus geniales composiciones. Volviendo presente un pasado que nos es cada día más lejano y menos interesante.

Así mismo sus pinturas sugieren un tránsito, sobretodo aquellas que dejo inacabadas, esa sensación de no estar terminadas es lo que les da ese aire necesario para respirar que deben tener las obras de arte, es también lo que llama a la memoria y lo que nos hace pensar e ir más allá de esa sencillez manifiesta que se ve en su pintura y nos hace pensar en un instante que quedó detenido, un instante que como un bucle, comienza a dar vueltas cuando queda impreso en la memoria.

Las figuras que pinta dentro de galerías y pasillos, esas figuras delgadas y alargadas vestidas con chalecos y largos gabanes son contundentes en medio de su soledad y es su soledad y la nostalgia que se refleja en el espectador cuando mira esas figuras pequeñas en esos espacios a veces inmensos lo que impacta y lo que la hace aún más atractiva.

La pintura de la época era contestataria y denunciaba y se hablaba de la América y de lo social y todas estas cosas, o intentaban agarrarse a dos manos de lo cinético que traía la tecnología que a partir de los años 70 comenzaba a evolucionar como ese Maelström inmenso que conocemos ahora. Juan Cárdenas se apartaba de esos espejismos obvios de la época y se convertía en un ermitaño anacrónico, perdido en la inmensidad de ese gigantesco bosque que es la historia del arte y dedicado a la aventura que es la más increíble y la más aterradora y riesgosa conocida por el hombre. La aventura de descubrir y dibujar el propio rostro.

La pintura de Juan Cárdenas es sincera en cuanto a que es humana, en cuanto a que se aparta de todo eso que pretendía ser humano en la época, Juan Cárdenas explora desde el yo interno para habitar el mundo, y convierte lo que es y lo que piensa en un universo que gira en si mismo que se convierte en su obra, los espacios, los seres, el pasado que se vuelve presente, Juan Cárdenas deja de ser un simple retratista o paisajista y nos muestra cosas como la soledad y la nostalgia, el paso del tiempo, a través de su pincel convierte la rigidez en algo suave, nos muestra como es posible desdibujarse y volverse a dibujar, reconocerse y reconstruirse completamente, a través de un conocimiento magnífico de la pintura, un uso completamente acertado de la luz y la sombra y una magistral forma de abordar la figura humana.

Juan Cárdenas Arroyo
"Atardecer Sabanero"
Óleo sobre lienzo
1991

Juan Cárdenas Arroyo
"Interior con espejos"
Óleo sobre lienzo
1990

Juan Cárdenas Arroyo
"Plaza de Bolivar, costado sur según Torres Mendez"
Óleo sobre lienzo
1985

Juan Cárdenas Arroyo
"Autorretrato en sombra"
Óleo sobre lienzo
1972.



Camilo Andrés Carreño
Copia de "Autorretrato en sombra"
Acrilico sobre MDF
2005
(Colección personal, no para la venta)

[1] Tomado del folleto de la exposición en el museo de arte moderno de 1973.